El Pinto Elemento

Por Favor – Los Prisioneros (Estadio Nacional, 2002): Una de las mejores creaciones líricas del genial roquero chileno. Una verdad insolente pero demasiado real. Tan terrible como cierta y reveladora, una ocasión que todos enfrentamos a la hora de ese rompimiento que se ve venir por todos lados. Qué célebre manera de llamar a la verbalización directa y sin niñerías insoportables…

El Es Mi Idolo – Los Prisioneros (La Cultura de la Basura, 1987): Como para resumir el sentimiento que genera un rock star de verdad, nada mejor que un verdadero rock star escribiendo prosas sobre el tema en cuestión.

Brigada de Negro - Los Prisioneros (Estadio Nacional, 2002): Una de las originales del primer disco, el que rápidamente llamó la atención por sus arreglos post punk y las letras socialmente reales y sarcásticas. Algo que no se quita. En el sábado en la noche, la calle huele a farsa y la gente estúpida sobra...

Nunca Quedas Mal Con Nadie - Los Prisioneros (Estadio Nacional, 2002): La beligerante y mordaz visión de González y los artistas que pululaban por nuestros oídos con la complacencia del oído colectivo. No sólo se trata de los folclóricos y patéticos juglares sociales que escondían bajo su guitarra la realidad nacional, sino que esta vez, el líder se ríe -a la altura del minuto cuatro del tema- de algunos de los más adorados y sobrevalorados músicos venidos del otro lado de la cordillera. Notable.

Paramar - Los Prisioneros (Estadio Nacional, 2002): ¿No habrá nacido alguna chiquilla que aún no sepa amar y quiera inventar una nueva forma para amar? Si sabe algo, me avisa...

Amiga Mía - Los Prisioneros (Corazones, 1990): No existe simple y mejor letra compuesta para explicar las relaciones de moda, esas perfectas en su condición de libertad, compromiso y complicidad. Ninguna.

Mal de Parkinson – Los Prisioneros (Estadio Nacional, 2002): Para qué se la voy a presentar si la pega la hacen ellos... Escuche el audio no más. Sólo cante el coro –el huatchugua, huatchugua- y siga con el pie esta pegajosa pieza de rockabilly contagiante.

Resultados Encuesta Anterior.

Mes de septiembre, mes de evaluaciones nacionalistas. La pregunta fue bien al hueso. Qué es lo peor de lo nuestro. Ustedes respondieron lo siguiente en 247 votaciones:

- El Doble Estandar y La Fama de Delincuentes en el resto del mundo empatan la primera opción con 53 preferencias y un 21% cada una.

- Lo poco nacionalistas es lo peor de lo nuestro para un 17% que votó 43 veces por ello.

- El Horrendo historial de abusos a los derechos humanos obtuvo 36 preferencias y se adjudicó un 15% de ellas.

- La consabida y clásica poca productividad en el empleo viene más abajo con un 11% gracias a 26 preferencias.

- Nuestra intolerancia y racismo con las razas originarias, mapuches y latinas obtuvo un bajo 9% con 23 preferencias.

- Cierra este escaner de mala costumbre nacional el restante 5%, con 13 votos que destacó nuestra pésima costumbre de endiosar, ensalzar y ser condecendientes con los extranjeros. seguimos MIRANDO MUCHO para el lado parece.

Le dejo NUEVA ENCUESTA. Tiene que ver con música y conciertos. ¡¡¡NO DEJE DE VOTAR!!!

Hace algún tiempo leí una columna opinión de mi amigo –bueno, no tan personal pero nutrió mi colección de singles discográficos, ese ya es un “buen amigo”- y hombre fuerte de Radio Concierto, Sergio Cancino. En ella, “Ultraman” le encasillaba el título de único rockstar chileno a Jorge González, el ícono de los ’80 que con el devenir se convirtió en la voz de una generación silenciada, de una cultura basurienta, cínica, bastante poser y bañada en corrientes extranjeras inofensivas –mamonas, rebuscadas, inertes- a ser el máximo referente de nuevas luminarias que mejoraron el nivel de este país, tanto en contenidos como en sinceridad social.
Sí, el mismo lider de Los Prisioneros que escandalizaba con sus dichos, que en plena teletón dedicaba el clásico Quieren Dinero, que se reía de los militares en plena dictadura, que es considerado el precursor de la corriente crítica en Chile, que cuestiona a moros y cristianos aún cargando con el estigma de resentido social y vendido al sistema, el mismo que tomó corrientes inglesas y las metió en una juguera para sacar su propio estilo inigualable.
Es aquí donde, entendiendo la génesis musical del comentario, tanto a Cancino y a Emiliano Aguayo los entiendo al poner a González a un mismo primer nivel con Violeta Parra o Victor Jara. Entiendo que en esa primera fila de la música nacional, sea el sanmiguelino quien encarne mejor las condiciones innatas de un rock star de verdad. Y es allí dónde mi amplitud –porfiada para este caso- me enfrenta en una dinámica basada en la justicia. Jorge González no es el único rock star chileno. Sí musicalmente, talvez. Pero quiero definir en esencia lo que es un rock star, características que los melómanos sólo verán en el insoportable líder del trío nacional. Pero también en otros pocos íconos de este país con poca historia y riqueza citadina relevante.
Un rock star es aquél individuo que siente el llamado de emancipar su voz desde sus primeros años. Sea con una guitarra, una raqueta, un bloc de notas, un micrófono o incluso una filosofía de vida efectiva. Jamás con un arma, jamás con poder oficial, nunca con fuerzas colectivas, aunque dependa de ellas para alimentar su mito.
Su imagen es imitada con los años, se convierte en leyenda, es reconocido más afuera que en su propio país, es un referente para quienes vienen más de abajo. Asume ese papel sin ninguna presión, no le interesa pero jamás lo abandona. Genera devoción y por lo mismo, hace que el mismo ignore a quienes lo siguen sin entenderlo, apreciándolo bajo un prisma falso, casi patente e incuestionable. Eso, es un fin que el rock star desprecia.
Una de las principales características que distingue a un rock star de un pretendiente a dicho sitial es que este último, por más talento que disponga, sufre crisis de sociabilidad, de aceptación, de sentirse aplaudido y cae en pozos de impopularidad que lo afectan. El rock star cae en verdaderos agujeros negros, aunque siempre son luchas personales, que se dan contra el otro yo, de las cuales muchas veces no se puede salir. El denominador común del rock star es que pierde cuando es derrotado por sus propios miedos. Y gana cuando logra derrotar los escepticismos del alma. Los que lo consumen por dentro, esos que jamás tienen que ver con el mundo exterior.
Sepa usted que cuando los medios decían que Marcelo Ríos carreteaba y no se dedicaba a jugar, el tipo había conseguido todo lo que el mundo experto le negó por gracia, niños de todo el orbe pedían en navidad sus prendas para vestirse como él, los jóvenes se dejaban el pelo largo, se ponían introvertidos como moda y le copiaban el look, el tipo era un verdadero calco a seguir, aunque a él le diera exactamente lo mismo. Un revés emocional fue el único contra el que sucumbió.

A Pablo Neruda jamás se le vio como el líder social que encarnaba. Sólo los años le devolvieron ese podio, cuando artistas de reconocido background llegaban a esta tierra sólo a conocer la casa donde habitó semejante portento de la poesía, la prosa y el ideal de vida más simple y perfecto. Su entrañable tierra lo consumió pese al espaldarazo constante.

Cuando el popular Zamorano gozaba de luz, cámara y acción, el verdadero rock star del balón, Marcelo Salas, ganaba todo, se callaba ante la prensa y empezaba una campaña que hoy tiene a los futbolistas profesionales con seguro social y reconocimiento de trabajadores para el estado. El Matador cayó de la cúspide justo el día en que su núcleo familiar se quebró. No una de sus piernas.
Mira la historia de todos los rock star de la música contemporánea y verás que no me equivoco. Los rock stars son capaces de salir de su propio infierno sólo reinventándose, no dejando que los demás los reinventen. Por eso, y sólo por eso, es que no comulgo con Cancino o Aguayo esta vez. Porque creo que en un país con tan pocos ídolos de verdad y tanta gente que asume ese disfraz de popularidad pasajera y voluble es necesario hacer la diferencia, reconocer que Chile no es un país de rock stars y que los de verdad siempre tendrán su sitial ganado.
No es una cuestión de brillosidad momentánea, es un recuerdo permanente. Por varias generaciones, al rock star se le reconoce por su aporte desde otro lugar, nunca a la par con el nuestro aunque convivamos con ellos.
Están a otro nivel. Por algo son rock stars. Son estrellas del rock. Y que no es el rock sino actitud, fuerza, entereza, originalidad, simpleza, versatilidad y genio.
Son estrellas. Son imitables pero en la práctica siempre serán inalcanzables.

Con Suavidad – Los Prisioneros (Corazones, 1990): Cuando todos andan detrás de tu chica, tienes dos opciones. Insegurizarte tú dejando que ella te acurruque como pollito herido o traspasarle una seguridad que la congele. Cualquier otra jugada es el primer paso para perderla.

After Post 1: Perdonen la cantidad de tracks que trajo este post -sé cuánto les cuesta abrir la página y la lata de tener que escuchar tanta música- , así como mi negligencia con el calendario. Pensaba rematar el 31 de septiembre con el Gran Jorge González. Y buehh, el 31 de septiembre NO EXISTE!!! De todas maneras, ya con el comienzo de octubre retorno sólo a los post musicales de 10 o más temas. El resto, la mayoría será lo tradicional. Degustaciones de discos específicos, playlist temáticos, etcétera. Adios Mes Musical de la Chilenidad. Gracias por la buena acogida y ya sabe. Siempre puede pedir lo que quiera...

After Post 2: Han llegado varios contertulios blogger a buscar el sufragio para el famoso Mister Blogger 2007. Sepan todos que sólo puedo dar tres preferencias. Por ello, cumplo primero con hacerles la propaganda que se merecen a la Cote, a Don Clavito, Leo y Daniel, todos amigos de esta humilde página. Usted ve a quien apoya. Yo los mando a todos a tómbola, a menos que claro, haya alguno que se gane el voto por visita constante...

Lo Que Escucho: No Necesitamos Banderas – Los Prisioneros ( Festival de Viña, 2003): La noche en que González, en medio de la resistencia de los nacionalistas –por sus declaraciones en Perú- y de los puristas –por el sabido tono de sus intervenciones- se echó al bolsillo a la Quinta Vergara, a la transmisión televisiva, a los militares, a los derechistas, a los críticos… Si no me cree, escuche -adelántela por último pero es histórico- el speech final de la canción. Para justificar este post y no dejar espacio a la contra manifestación de posturas.

# Opinó... RIPNE a las 11:59 p. m.